La isla de la luna, como llamaron los árabes a esta parte de África, no solo es un destino paradisíaco, sino que es el único hogar natural de los lémures. Y es que estos animalillos tan adorables son el símbolo del país junto con el baobab. Hablando de baobabs, entre las ciudades de Morondava y Belon’i Tsiribihina se pueden ver unos cuantos ejemplares del “árbol botella”, en la conocida Avenida de los Baobabs, uno de los imprescindibles en un viaje a Madagascar.
"Madagascar también es conocida como la Isla Roja por el color intenso de la tierra árida"
Sentir toda la tradición pesquera es fácil al ver faenar a los pescadores malgaches en las playas de la pequeña ciudad de Morondava. Cualquiera alucinaría al tener ante él en Antsinarana, ¡la segunda bahía más grande del mundo! Aunque para aguas claras y playas de ensueño las de las islas de Nosy Be y Sainte Marie. Pero no te vayas a pensar que los encantos de Madagascar se reducen a su naturaleza. Ahí va un secretillo: la cultura de un país se conoce conviviendo con su gente y la de Madagascar tiene una simpatía y un encanto especial. Poder relacionarte con los malgaches en el Tren de la Selva durante tu viaje a Madagascar es toda una experiencia. ¿Te la vas a perder?