¡De fiordo en fiordo y con cuidado por si me mojo! Estas maravillas acuáticas entre rascacielos rocosos son lugares imperdibles que hay que visitar o, mejor dicho, disfrutar en un viaje a Nueva Zelanda. Porque estos laberintos de brazos de agua se quedarán grabados en tu memoria cuando los surques, tanto en barco como en kayak, y te sientas diminuto en este rincón del mundo que parece creado para gigantes. Adéntrate en el Parque Nacional de Fiordland y descubre el Milford Sound, que alimentado por el Mar de Tasmania e infinitas cascadas es el refugio de focas y pingüinos.
“¿Te imaginas el encanto de un paisaje esculpido por glaciares durante más de 100.000 años?”
Si eres aventurero prepara las botas y entrena para la Milford Track o consigue el mejor neopreno para sumergirte porque el frio de estas aguas no es comparable con el susto al abrir el grifo de la ducha. En tu viaje a Nueva Zelanda podrás descubrir el inexplorado Doubtfull Sound, un fiordo diez veces más grande que el Milford que sería un laberinto para cualquier barco pirata. El reto al adentrarte en Doubtfull Sound será encontrar la cascada Browne, aunque dudo que te resulte difícil porque es la mayor cascada de Nueva Zelanda. ¿A qué esperas para perderte en este paraíso acuático de las antípodas?