Hablar de viajar a Jerusalén, son palabras mayores. Jerusalén es la cuna de la civilización, una de las ciudades donde siglos atrás comenzó todo y la ciudad donde tiene comienzo, ahora, tu aventura. No es necesario ser creyente para que un viaje a Jerusalén no te deje indiferente. Cualquier plan que realices aquí es una experiencia religiosa en sí misma: desde visitar el Muro de las Lamentaciones y el Monte Moriah, donde Mahoma ascendió al cielo y Abraham intentó sacrificar a su hijo, hasta descubrir el significado real de un viaje a Tierra Santa, tras recorrer los 4 kilómetros de muralla que rodean la Ciudad Vieja.
“Como dijo el poeta contemporáneo Nizar Qabbani: Jerusalén es y será siempre el camino más corto entre el cielo y la tierra”
En muy pocos lugares del mundo han sucedido tantas cosas y tan relevantes para la historia como en la Tierra Prometida, tumba de Jesucristo y hogar de las tres religiones más extendidas en el mundo (cristianismo, islam y judaísmo). Atrévete a recorrer el Vía Crucis, señalizado por todo el camino, para evocar los últimos momentos del profeta y siente una emoción que roza lo devoto al visitar las últimas cinco estaciones de la Pasión, en la Iglesia del Santo Sepulcro: el lugar estrella en tu viaje a Jerusalén, que abarca el Monte Gólgota, la Piedra de la Unción donde limpiaron el cuerpo de Jesús y el propio Sepulcro. Ya ves... En un pequeño lugar del mundo es posible encontrar ¡un universo entero!