¿Te imaginas poder contar a tus amigos que has caminado sobre el techo del mundo? Viajar a Lhasa es descubrir los secretos ocultos tras la capital más alta de la Cordillera del Himalaya, ¡la del Tíbet! Teniendo en cuenta que hablamos del lugar de peregrinación por excelencia para los budistas de la zona, no hace falta decir que cosas para ver en Lhasa ¡no faltan! Por poner un par de ejemplos: el Palacio blanco y rojo de Potala o el de Norbulingka escondidos entre impresionantes jardines ¡o las antiguas residencias de invierno y verano del Dalai Lama! Sumérgete de lleno en la cultura tibetana al pasear por la Calle Barhkor y llévate a casa un pedacito del Himalaya en forma de alfombra o tapiz.
El Palacio de Potala resulta omnipresente: ¡mires donde mires lo encontrarás!
Si lo que deseas es conocer el punto más sagrado y espiritual del Tíbet no pierdas más el tiempo y adéntrarte en el Monasterio Jokhang, donde el Jowo o la estatua de bronce de Buda joven te dará la bienvenida. ¡Dicen las lenguas sabias que fue bendecida personalmente por el propio Iluminado! Vente de viaje a Lhasa y descubre por qué su nombre se podría traducir a nuestro idioma como “tierra de deidades”. ¿Te encontrarás a ti mismo en la capital del budismo o tendrá que salir la vida a buscarte?