¿Te imaginas llegar después de una larga caminata hasta una pagoda en mitad de la jungla y sin más carga que las sonrisas de los fieles que te vas cruzando? Esto y mucho más es lo que puedes encontrar en tu visita a la Pagoda Kyaiktiyo, a cuya colina también se puede subir en vehículo, aunque no sea una experiencia tan emocionante. La razón por la que esta pagoda atrae a tantos peregrinos es su enorme roca que desafía a alguna que otra ley de la física, sobre la que los fieles colocan láminas de pan de oro, dándole su característico color dorado.
"La roca sobre la que se asienta la pagoda mide nada menos que 7 metros"
Cuenta la leyenda que un ermitaño regaló un mechón del pelo de Buda al Rey que, con poderes mágicos, sacó una roca con forma de cabeza del mar sobre la que colocaron los cabellos y construyeron la pagoda. Esa roca es la que podrás ver, ignorando la fuerza de la gravedad, en tu visita a la Pagoda Kyaiktiyo, que se ilumina cada noche con la luz de 90.000 velas. ¿Peregrinarás a través de la jungla para llegar hasta lo más alto de la Roca Dorada?