Con temperaturas que alcanzan los -40º grados en invierno y rozan los 30º en verano, un viaje a la Laponia sueca es pisar la última huella de la naturaleza salvaje europea, conocer la tierra de los samis y coronar el círculo polar ártico. Dormir en un hotel de hielo o en la mismísima copa de un árbol, hacer senderismo por el Parque Nacional de Abisko, tirar de isla en isla porque te toca en el archipiélago de Lulea, pasar la noche en una cabaña con vistas al lago o cruzarte con renos mientras paseas son algunos de los motivos por lo que la Laponia sueca bien merece una visita.
“Ese lugar donde la aurora boreal se adueña del cielo en invierno y deja paso al sol de medianoche en verano”
Pero estar en el norte de Europa es sinónimo de auroras boreales en invierno y de sol de medianoche en verano. De pasar de un cielo plagado de luces verdes a otro de color anaranjado; de tener la suerte de presenciar dos de los fenómenos naturales más impresionantes del mundo. Porque es un lugar donde los bosques son frondosos, las aguas cristalinas y el aire es puro; muy puro. ¿Te vienes a descubrir un territorio nórdico y salvaje?