¿A quién no le gustaría viajar a Manila y ver la puesta de sol en su bahía? Y es que conocer la capital de Filipinas es ver un trocito de la historia de España al tiempo que se disfruta del clima y paisaje tropical. El interior de sus murallas transporta al visitante al pasado colonial que nada tiene que ver con los rascacielos extramuros. Ahí se encuentra también el Parque Rizal, uno de los parques más grandes del Sudeste Asiático, donde se puede ver una reproducción en miniatura del archipiélago filipino.
"Su actividad y su vida vibrante contrasta con el colonialismo español del interior de sus murallas"
Como buena ciudad costera es muy fácil encontrar pescado y un marisco de primera calidad, pero si hay un plato que probar durante un viaje a Manila es el sisig, hecho a base de cerdo con salsa de una naranja en miniatura muy típica de Filipinas. Por la noche, Manila también bulle de actividad. Muchos de sus bares ofrecen música en directo y la vida nocturna es tan animada como durante el día. Porque sí, bailar es una gran forma de terminar un día en Manila.