¡Bienvenido al corazón mismo de la Ruta de la Seda! Porque eso es un viaje a Samarkanda, llegar a un lugar donde un día se reunían los saberes de todos los rincones del mundo. Desde las tres madrasas de la Plaza del Registán hasta la necrópolis Shah-i-Zinda, la mayor del país y con un aire persa en sus mausoleos, las cúpulas azules de Samarkanda cuentan la historia de una ciudad que no solo cautivó a Tamerlán, sino también al mismísimo Alejandro Magno.
"Algo tendrá este lugar para que Tamerlán desease que se construyese aquí su mausoleo, ¿no?"
En esta ciudad es donde se encuentra el mausoleo de Gur-e-Amir, la tumba de Tamerlán, el más espectacular de todo Uzbekistán, y el Recinto Afrosiab, donde los fieles veneran la tumba del profeta Daniel. Pero mausoleos no es lo único que hay que ver en un viaje a Samarkanda. En el mismo recinto se puede ver el sextante de piedra más grande del mundo que ordenó fabricar Ulugh Beg, nieto de Tamerlán apasionado de la astronomía. En esta ciudad se puede visitar también su observatorio, que es realmente impresionante. Una ciudad azul, viajeros llegados de todas partes, el amor por las estrellas de Ulugh Beg… Se podría decir que... “¡de Samarkanda al Cielo!”