Lo primero que hay que saber en un viaje a Sinaia es que es el monasterio el que da nombre a la ciudad y no al revés, como suele ocurrir. Y que éste lo toma a su vez del Monte Sinaí. Cuando se construyó, estaba ideado para que doce monjes, ¡ni uno más, ni uno menos! lo habitasen emulando a los doce apóstoles. Hoy en día los monjes que lo habitan son trece. En medio de una arboleda de cuento podrás encontrar los tres castillos de la ciudad: el de Peles, que fue residencia real de verano durante los siglos XIX y XX, el de Foisor y el de Pelisor.
"¡El Castillo de Pelisor fue el primer edificio de Europa en tener corriente eléctrica!"
Además el entorno natural que encontrarás en tu viaje a Sinaia es un auténtico espectáculo para los sentidos, con el Parque Natural Bucegi coronando la ciudad y dando entrada a la cordillera de los Cárpatos. Por eso y por las buenas condiciones en invierno, la estación de esquí de Sinaia es una de las mejor valoradas de toda Rumanía. Al norte de la ciudad, a pocos kilómetros, podrás ver también el Castillo de Cantacuzino, réplica del de Peles. Esta elegante construcción se ha convertido en símbolo indiscutible de la zona ¿Harías una carrera en esquís hasta los castillos de Sinaia?