Nueva York es ideal para visitar en invierno, en verano, con buen tiempo o con una fría nube cubriendo el cielo. La ciudad que nunca duerme es un destino perfecto para cualquier momento, pues su oferta turística es tal que siempre hay algo que hacer. Para conocer los enclaves más destacados de la Gran Manzana existen visitas guiadas que permiten ubicarse en una selva de asfalto que parece no detenerse nunca en su frenético ritmo.

Gracias a estas excursiones en autobús –de una duración aproximada de cuatro horas– que ofrecemos, se consigue una panorámica muy amplia de Nueva York. Un guía experto te ilustrará sobre los lugares en los que se hace hincapié, tales como el centro de artes escénicas Lincoln Center, el edificio Dakota donde fue asesinado John Lennon o el memorial conocido como ‘Strawberry Fields’ en homenaje a este ‘Beattle’. Estos dos últimos monumentos están situados en Central Park, el famosísimo pulmón verde de la ciudad donde tendrá la posibilidad de realizar una parada en su ruta motorizada.

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También pisarás la acera al llegar a la Plaza Madison, el rincón perfecto para disfrutar de unas incomparables vistas al Flatiron y su peculiar forma triangular. Si miras hacia atrás antes de regresar al autobús podrás ver de cerca uno de los emblemas neoyorquinos: el Empire State que tantas películas ha protagonizado te saludará desde sus 102 pisos de altura. Tampoco puede faltar en la ruta el trayecto a través del popular barrio de Harlem o la Quinta Avenida, una de las arterias más importantes de la ciudad en la que están ubicadas las tiendas de marcas muy reconocidas a nivel internacional.

El Alto Manhattan aún tiene atractivos que ofrecerte, pues la visita panorámica continúa en los principales museos de Nueva York. El guía te aportará los datos más significativos de enclaves como el Metropolitano, la Colección Frick o el Guggenheim sito en la Gran Manzana. Su curiosa forma en espiral te permitirá tomar unas fotografías muy originales jugando con los efectos que la luz recrea sobre su fachada blanca.

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Pero las sorpresas no terminan ahí. Al descender hacia la zona del Bajo Manhattan te encontrarás con el Soho, un nombre resultante del acrónimo de South of Houston que lleva tiempo convertido en uno de los barrios más de moda de Nueva York. Entre sus calles aparecen desde galerías de arte hasta boutiques de moda, pasando por prestigiosos restaurantes o joyerías de alto diseño que contrastarán con los comercios asentados en el distrito chino de China Town o las ‘trattorias’ italianas de Little Italy.

El autobús te llevará hasta la zona financiera de Wall Street, donde desde el pasado 8 de marzo la estatua de una niña parece hacer frente al fuerte toro de bronce de 3,2 toneladas. Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, la escultura de esta cría con las manos en la cintura y actitud desafiante acompaña al astado luchando por una mayor incorporación del sector femenino en los consejos de administración de las grandes empresas. Han pasado pocos meses desde su instalación en la calle Broadway, pero no hay turista que se precie que no imite su postura y se saque una foto junto a ella.

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La Zona Cero será tu último destino antes de alcanzar el Battery Park, el parque donde termina el recorrido del autobús y lugar desde donde salen los ferries gratuitos con destino a Staten Island. Este paseo en barco te ofrece las que sin duda son las mejores vistas de la Estatua de la Libertad. La subida hasta la corona del monumento está permitida, aunque suele estar muy concurrida y conseguir un hueco en sus ventanales es complicado.

Si prefieres dejar esta visita para otro de los cinco días que pasarás en la ciudad, puedes volver en el mismo autobús hasta el Rockefeller Center. Allí deberás apearte, pero tu viaje en la ciudad que nunca duerme seguirá por tu propia cuenta. No olvides dejarte caer por el puente de Brooklyn, Times Square y sus llamativos neones de colores brillantes o el mirador más alto de Nueva York. El honor lo ostenta –hasta ahora– el One World Observatory, el edificio de 541 metros de altura que también puede presumir de ser la construcción más elevada del hemisferio occidental del planeta.

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