Viajar a Myanmar es entrar en la Península de Indochina por la puerta grande, es aspirar el aroma a curry y es vivir la cultura hinduista a cada paso que das. Desde el caos bien entendido de Rangún, la antigua capital, hasta la tranquilidad del lago Inle, Myanmar es una sucesión de pagodas, templos y estupas que son la prueba clara del budismo tan arraigado del país. Paseos en globo sobrevolando los Templos de Bagan, las estupas de Kakku, que son más de 2.500, o el Monte Popa con sus casi 800 escalones que da hogar a los 37 espíritus protectores o nats son algunas de las cosas que se pueden ver y hacer en Myanmar.
"¡Bienvenido al país de los mil templos!"
Mandalay, en el centro del país, es una de esas ciudades que no hay que perderse durante un viaje a Myanmar. Esta ciudad es muy importante espiritualmente para sus fieles puesto que allí se encuentran las pagodas Kuhtodaw, con sus 729 esculturas con el Tipitaka grabado, lo que las convierte en el libro más grande del mundo; y Mahamuni, donde acuden los creyentes a limpiar su Karma dejando pan de oro sobre la estatua de Buda. Cerca de allí, en Amarapura es donde se puede ver el puente más largo del planeta fabricado en madera de teca. Por todo el país se juega al Chinlone, un deporte tradicional, mezcla de fútbol y danza, en el que se hacen acrobacias con una pelota. ¿Te vienes a descubrir el país de los mil templos?